El “Edicto de Expulsión” de los judíos de España: un texto a la luz de los acontecimientos

Los interrogantes del tiempo presente nos imponen siempre una mi­rada hacia el pasado. La historia judía en general y la Historia de los judíos en Espana en particular, son bastante ricas en este tipo de experien­cias, buscando sus estudiosos presentar los procesos historicos con un cierto espíritu crítico y con una determinada visión objetiva y equilibra­da.

El tema que intentaré abordar aqui, una breve reflexión sobre las cau­sas y consecuencias  del “Segundo Éxodo de Egipto” – la expulsion  de los judíos hispanos – ha sido ya objeto de documentadas obras y no es mi propósito reiterar aqui tesis de libros o de artículos ya publicados. Pien­so que analizar la realidad de Espana durante el “Siglo de Oro”, un país que vive un fervor colectivo, una embriaguez de grandeza, y una reli­giosidad fuera de todo concepto racional, nos impone una previa reflexión que puede ser sintetizada en las siguientes preguntas: Como consideró aquella Espana de 1492 a los que no pertenecian a la casta de los amos, a los cristianos de pura cepa: al indio, al judío y al morisco? Que pensaban los señores de un imperio que pretendia llegar a ser un dia una monarquia universal? Esta cuestión no es solamente histórica; nos interesa y nos inquieta, porque parece dejar de lado las primeras con­quistas de Ia razón y plantear una duda sobre la posibilidad de un pro­greso en la historia. No fueron acaso los moriscos en 1492 reducidos en Granada a la condición de siervos y mas tarde, en 1609, expulsados? Pue­de alguien contrariar el hecho de que en el siglo XVI, existieron destierros masivos y violentas masacres de indios, como lo testimonia el Padre Fray Bartolomé de las Casas en su “Historia de las Indias”? Se han di­sipado acaso las humaredas de los “Autos de Fe” realizados en la Plaza Mayor de Madrid, donde eran quemados en came viva los judaizantes o “cristianos nuevos”?

La Expulsión de los Judíos como un designio divino

La trama de los acontecimientos acaecidos en España en 1492 es trágica para diversos grupos sociales. Toda idea sustentada por un poder se convierte necesariamente en una fuerza desprovista de razón, que no ad­mite ni la contradicción ni la coexistencia con otras formas de pensamien­to, con otros valores, con otras vidas. Toda ideologfa se convierte en san­grienta en cuanto aquellos que la predican consiguen imponerla. España no fue diferente. El “Siglo de Oro”, en su aventura histórica muy calien­te de una historia que se quiere entender como un destino. Espana, con­vencida de su elección divina, es un teatro que nos permite ver como los demás, que son hombres de carne y hueso, quedan transformados en infra hombres.

1492. Fin de una época e inicio de otra. Espana concluye su completa unidad, ex­pulsa a los judíos e inmediatamente Dios la  “recompensa” con el Descu­brimiento de las Americas por haber purificado sus tierras. El rey D. Fer­nando el Católico subraya numerosas veces la relacion que existe entre la expulsión de los judíos y el don de Dios. Todo parece paradojal aunque basta solo una rápida lectura de las fuentes para constatarlo. Poniendo en boca las palabras de Henry Mechoulan: Acaso importa si el precio del oro es la sangre del judio?

Como lo muestra claramente el “Edicto de Expulsion”, los éxitos de Es­paña son el fruto de un celo religioso excepcional  que  no dejó insensi­ble a la Providencia Divina. Los objetivos trazados por los espanoles pa­ra forjar una mentalidad misionaria deben resumirse en tres grandes es­fuerzos:

  • convertir a la nación en promotora y paladín de la cristianización del mundo.
  • constituir una nación por eliminación violenta del “otro”, o por in­corporacion del “otro” a la própia esencia
  • impedir a la nación el trato y comercio con el “otro”, con lo no-cristiano, con lo impuro.

En este contexto social de extrema fanatismo no hay diálogo con “el otro” (judio) que, aunque se haya sometido a las exigencias de su vence­dor (español), no cesa de ser despreciado, maltratado, eliminado. Se pue­de aceptar al judio, pero este debe ser despojado de su alma. El agua del bautismo tendrá muy pocos efectos purificadores sobre los judios. España fracasará y sucumbirá al vértigo de la unidad nacional. No se buscaba – como ya lo senalo Miguel de Unamuno – “la  integracion de las diferencias, la armonia que surge de sus choques mutuos, el acorde de las dis­cordancias …”El pueblo español de 1492 era poco musical: lo que dese­aba era que cantasen todos a una sola voz, en un coro (homofónico), que cantasen todos el mismo canto. Quiza de aqui derive el famoso dicho es­pañol: “Una Grey- un pastor”. Esto era imposible. El “Edicto de Expulsión” de los judios dejaba bien claro quien seleccionaria los acordes a ser toca­dos era Espana y sus cristianos, pues para los judios poseedores de mácula ni siquiera habria lugar en aquella orquesta.

Un minucioso análisis del “Edicto de Expulsión” nos enseña que debe­mos tomar en consideración tres partes fundamentales del texto: 1) la verdadera causa de la expulsión, 2) la expulsión como remedio para el Ju­daismo, 3) los preparativos para abandonar el país.

1. Cuál fue la verdadera causa de la expulsión de los judíos de España?

El “Edicto de Expulsión” fue firmado en la ciudad de Granada el 31 de marzo de 1492. Ya en las primeras lineas del documento podemos apre­ciar que la determinacion de Fernando e Isabel de expulsar a los judios, obedece a un mandato de Dios. Los Reyes Católicos, gobernantes de los diversos Reinos de España (Castilla, León, Aragón, Mallorca, Gibraltar, etc.), son apenas los encargados de comunicar a las  autoridades cual se­rá la suerte de los israelitas. De este modo, el “edicto” no responde a una decision humana, redimiendo a los própios reyes de tal drástica medida. No obstante, y sin entrar en la.cuestión  filosófica de afirmar si esta in­fame determinación de expulsar gente de un país fue una decisión huma­na o divina, debemos si, preguntarnos: Cual fue el verdadero motivo por el cual se expulsó en 1492 al elemento judío de Espana? La respuesta se encuentra en las mis­mas palabras del “Edicto”: “Bien sabedes odebedes saver queporque nos fuimos informa­dos que en estos nuestros Reynos abia algunos malos cristianos que judaizaban y apostataban de nuestra Santa Fee Católica, de lo qual hera mucha causa la comunicación de los judios con los christianos” (p. 392).*

Este paragrafo nos exime de toda explicación. El problema crucial de Espana no es el judío como tal, sino el converso, ahora denominado en el texto “mal cristiano”. Entonces,Porque expulsar a los judíos? Acaso por 1492 ya todos los judíos habian sido convertidos al Cristianismo? Claro que no. La respuesta es que España esta interesada en expulsar a los “cristianos nuevos”, los cuales venian siendo perseguidos por Tomas de Torquemada y compania durante más de una década. La expulsión tenia como fi­nalidad facilitar el trabajo de purificación que venia realizando la San­ta Inquisición.

Mucho se ha escrito sobre la política de marginación emprendida por España en vísperas de las expulsión. Los “Estatutos de Pureza de San­gre” aprobados en Toledo son un claro ejemplo. El própio Edicto mencio­na dos líneas políticas segregacionistas bien definidas por la Corona en colaboración directa con diversos círculos religiosos:1) separación por ba­rrios entre judíos y cristianos; 2) persecusión a judaizantes por el daño ocasionado a la sociedad.

Es bien conocido que ya entre los años 1480-1490, las Cortes reunidas en Toledo comunicaban abiertamente: “… Mandamos apartar a los di­chos judios en todas las ciudades e villas e lugares de los nuestros reynos e señorios, e dalles juderias e lugares apartados donde bi­biesen esperando que con su apartamiento se remediaria”. (p. 392).

Hacia fines del siglo XV e incíos del XVI, no existe otra razón para apartar personas de la sociedad a no ser motivos de incompatibilidad de creencia o agudas divergencias socio-culturales, en otras palabras: razones de orden religioso. Acaso recelos de carácter socio-economicos conducirián a los soberanos hispanos a llevar a la práctica una expulsión masiva de judíos, precisamente el elemento humano que contribuía en forma mas significativa con la Corte? Recordemos que eran los judíos aquellos que produjeron los mayores progresos cientificos de la época. As­trolabios sofisticados, brújulas, tablas para calcular la fuerza de las ma­reas, calendarios náuticos fueron instrumentos de incalculable va­lor en las aventuras ultramarinas de Cristobal Colón, Sebastian Elcano, Gaboto o Fernando de Magallanes.Como es posible olvidar la ayuda fi­nanciera prestada por la familia Santangel a los Reyes Católicos para permitir los viajes a las Indias? Alguien puede hoy dia negar que algu­na parte de la tripulación que partió del Puerto de Palos el 2 de agosto de 1492 era judía de origen? Esto era por demás evidente, ya que hasta fi­nales de julio, todos los judíos deberían abandonar  España. Entonces, por que no sumarse a las caravelas que partían hacia nuevas tierras?

La mayor inquietud de España era que el sistema inquisitorial im­plantado en todo el territorio nacional una década antes, no conseguia combatir el problema religioso-cultural que generaba el “judaizante” en el seno de la sociedad hispana. El mismo “Decreto de Expulsión” nos habla del “gran dano que a los christianos se a seguido e sigue de la participacion, conbersacion, comunicacion que han tenido e tienen con los judíos” (p.392).

El “gran daño” aqui mencionado no es mas que el modo de vida judaico que respetaban los israelitas ibéricos. Según el texto, los judíos tratan por todos los medios de “subvertir e sub(s)traer” del Catolicismo a los “fieles christianos”, apartándolos así de la fe cristiana, “perbertiendo” y causando  daños a la  creencia, instruyend” a los cristianos en las “ceremonias e observancias de la Ley de Moysen, haziendo ayuntamientos donde leen e enseñan lo que hay que creer y guardar, procurando circuncidar a ellos (christianos) y sus hijos, dandoles li­bros por donde rezan sus oraciones, cumplen sus ayunos y aprenden las storias de su Ley, entre ellas de las Pascuas, comiendo panes azi­mos y carne degollado segun el rito judaico (casher), instruyendolosen las cosas de las que se deben apartar, tanto en los comeres como en otras cosas, persuadiendoles en guardar la Ley de Moyses, haciendoles enten­der que “non ay otro ley ni verdad salvo aquella” (p. 392).

2. El “Edicto de Expulsión” sus argumentos médicos

Del análisis hasta aqui realizado, se desprende que la sociedad espa­ñola esta enferma de un mal que se llama “criptojudaísmo”. No se trata de un movimiento organizado, pero si de pequeñas comunidades inde­pendientes que luchan por una existencia digna dentro de su própia escala de valores. El “Edicto de Expulsión” no se limita a registrar la deli­cada realidad social, sino que también determina cuál deberá ser el re­medio indicado para curar una sociedad cristiana confagiada, debilita­da. Existe quizá en la mentalidad ibérica una inquietud biologicamen­te justificada? El “Decreto de Granada” utiliza una terminologia médica para explicar que el pueblo que habita España (factor interno), recibe de los judíos (factor externo) un castigo divino por sus pecados (su enferme­dad), siendo que el mismo deberá buscar soluciones (remedios) como el arrepentimiento, el aislamiento de judíos, la organización de pogroms, etc., todo esto para obtener una estabilidad social. Segun el “Edicto” el verdadero remedio para estos “danios e ynconvinientes” será “apres­tar (impedir) del todo la comunicación de los judíos con christia­nos y hecharlos de todos nuestros Reynos” (p.392).

En otras palabras, la sociedad hispana descubre en el judío la razón de su infelicidad. La similitud con el rotulo nazista “Die Juden sind un­ ser ungluck” (1) se hace inevitable, aunque no comparable. El texto se re­fiere a un discurso histórico diferente. La sociedad ibérica lucha por con­vertir esta infelicidad en objeto de preocupación publica. Esta sociedad sufre por tener en su interior al judío, aunque este sufrimiento no deja de ser bendito. El “edicto” no desea eliminar al judío (factor de sufrimiento), pues de esta forma acabaria con la “bendición” de la sociedad. Es per­mitido limitar su campo de acción, marginarlo e segregarlo. Hoy dia sa­bemos que este pensamiento fue solo teórico, porque en la práctica la In­quisición sabia perfectamente como lidiar con el judío convertido.

3. Preparativos para salir de España: plazos y condiciones

La decisión de expulsar fue tomada por los Reyes Católicos con el “consejo y parecer de algunos perlados grandes e cavalleros de nuestros Reynos e de otras personas de ciencia e conciencia del Consejo”, llegándose a esta dura determinación después de árduas de­ liberaciones. Del “Edicto” se desprende una cierta unanimidad de crité­rios a favor del destierro de los judíos. Los exiliados deberán salir del pa­ís “para jamas tornar”. Un nuevo interrogante se hace entonces me­nester: Que judíos estarán obligados a dejar el país y en que plazo de tiempo?          ,

Una detenida lectura del documento real nos da la respuesta: “y sobre ellos mandamos dar esta nuestra carta, por la cual mandamos a todos los judios e judias de qualquier hedad que sean e biben e moran e estan en todos los dichos nuestros Reynos e seniorios, asi los naturales dellos como los non naturales que en cualquier manera e por qualquier causa ayan venido e esten en ellos, que hasta en fin del mes de julio primero que biene de este presente anio, salgan de todos los dichos nuestros Reynos e seniorios con sus hijos e hijas, criados e criadas e fami­liares judios, asi grandes como pequenos, de cualquier hedad que sean … (p. 393).

También aqui las palabras sobran. La expulsión estaba destinada a todos los judíos sin excepción, sin limite de sexo y edad. El documento ha­ce referencia al éxodo masivo de grandes células familiares, de diferen­tes generaciones de exiliados con sus respectivos sirvientes. A su vez, tampoco hallamos distinción alguna entre judíos españoles nativos y aquellos que inmigraron al país de otros lugares.

Entre tanto, al tiempo de publicarse el “Edicto” otro interrogante sur­ge: Que aconteceria con aquellos judíos que aúin se encuentren dentro del Reino después de agotarse el plazo de tiempo otorgado por los reyes Católicos? En este caso las consecuencias serian terribles, puesto que los israelitas estarian sujetos a una “confiscacion de todos sus bienes” e incluso ”yncurriran a la pena de muerte” (p.394). Logicamente los bienes materiales  serían  transferidos de forma inmediata  a la “Camara e fisco”, sin que la persona confiscada tenga derecho a defenderse con “proceso, sentencia ni declaración” (p. 394). Todo estaba minuciosa­mente trazado.

Algunos investigadores de la historia de los judíos ibéricos, se han ba­sado en este paragrafo citado, para argumentar que el objetivo primor­ dial de la Inquisición en España y luego en Portugal, ha sido esencialmen­te económico. En otras palabras, que esta institución religiosa y política deseaba ante todo confiscar bienes para sol­ventar los gastos de corte, elevar la situación financiera de una burgue­sia en decadencia, costear los descubrimientos, combatir la amenaza is­lámica al norte de África y sustentar posteriormente la “Armada Inven­cible”.

Todas estas teorias de acentuado tinte marxista no tienen funda­mento alguno, pues no encuadran dentro de una realidad histórica irre­futable. Sin duda que estas confiscaciones existieron, y este capital recaudado ha sido de gran utilidad para España; no obstante, colocar estos argumentos en primer plano seria intentar en cierta forma de violar la documentacion existente en los archivos.

El “Edicto de Expulsion” de los judíos de España concluye con un mandato a todas las autoridades para que estos “guarden e cumplan e ha­ gan guardar e cumplir esta carta…”. De este modo, el destino de las más desarrolladas comunidades de occidente estaba sellado, dando lugar así a una diáspora sefardi, una “diáspora surgida de otra diáspora”, un importante movimiento de “Retorno al Judaísmo” que se extenderá por espacio de casi cinco siglos.

Ultimas reflexiones

Espana vive hoy una euforia única. Sin duda, durante el reinado de Fernando e Isabel España fue una potencia imperial, pero al mismo tiem­po fue retrograda e intransigente. Debo confesar que los trabajos publi­cados ultimamente con motivo de las conmemoraciones de los 500 anos del descubrimiento de América me han dejado bastante preocupado. Me pregunto una y otra vez: Porque debe “festejarse” una hazana que de­jo trágicas consecuencias, torturas, expulsión y destierros, ríos de san­gre en tierras descubiertas y un aire de grandeza y superioridad que no tiene justificativo alguno? Por que afirmar que la España del generali­simo Franco fue durante 36 anos “oscurantista” (e indiscutiblemente lo fue), pero al mismo tiempo no señalar que también los casi 350 anos de Inquisicion lo fueron?

Estoy plenamente de acuerdo en que fechas significativas en la histo­ria de las naciones deben ser recordadas, y sin duda 1492 es para España algo muy especial. No me opongo a que un país conmemore hoy su pa­sado con Olimpíadas, Ferias de Ciencia y Tecnología. Lo que sí me cuestiono, es si la gran fiesta de 1992 en España debe ser vinculada a los trágicos eventos de 1492, o quizá sea más prudente conmemorar de una forma mucho mas discreta y cautelosa. Hoy mas que nunca, España nos demuestra que la pasión continua siendo el motor del mundo, un mun­do que el hombre domina sólo muy parcialmente.

Bibliografia

El texto del “Edicto de Expulsión” fue citado de la obra de Luis Suarez Fernandez, Docu­mentos acerca de la Expulsión de los Judíos de España, Valladolid 1964, págs. 391-395.

  1. Baer, I., Die Juden in Christlichen Spanien, 2 vols, Berlin 1928-1936.
  2. Beinart, H., Conversos on Trial, Barcelona, 1983.
  3. Beinart, H., La Inquisición Española, Biblioteca Popular Judía No. 84, Buenos Aires 1976.
  4. Boxer, Ch.R., The Church Militant and Iberian Expansion, John Hopkins University Press 1978.
  5. Kamen, H., The Spanish Inquisition, 1st. edition, Londres, 1965.
  6. Ruano, E. Benito, Los orígenes del problema converso, Barcelona 1976.